Nuevos tiempos...

Retomo el teclado despues de practicamente un año y medio de inactividad.
Lo hago como quien escribe un mensage en una botella y la tira al mar, sin saber
si alguín lo leerá algun dia.
No escribo esto por narcisismo, ni por intentar comunicar algo que en mi quiere salir
como ocurre con muchos verdaderos escritores, yo hago lo que hago con la esperanza
de que mi verdad, la verdad que me ha acompañado siempre sea de algun modo entendida
y quizá así en una suerte de confesión dios, budha, ala, el tao , el destino o la loteria del niño
me muestren de una vez un camino por el que encauzar una vida que he llenado de intentos
sin saber de seguro a donde me conducían.
Siempre he sido partidario de la idea de que son los propios hombres quienes labran su destino, pero a medida que las arrugas vienen a instalarse en mi piel empiezo a pensar que esta idea no es tan clara.
Muchas personas en su lecho de muerte recurren a la religión, otras muchas en momentos de crisis la abandonan, lo cierto es que yo no pertenezco a los unos ni a los otros, demasiados vacios en la explicacion religiosa del mundo, al igual que en la cientifica.
No es ese tipo de cambio el que percibo, es algo interno, ciertos momentos grabados en mi memoria que no logro meter en ningun contexto, sucesos, detalles, que han tirado al traste anteriores intentos de formarme una vida y que a fuerza de asimilar y con la perspectiva del tiempo parecen empezar a formar un mapa o mas bien, una partida de ajedrez a medias en la que solo algunas jugadas del contrario son reveladas.
Con la imparable cadencia de la rutina nos vemos sumidos en la niebla y cuando algo de golpe nos sacude, nos sentimos, a veces carentes de fuerza, como incapaces de entender del todo el por que de esa rutina y esto es quizá lo que ahora siento, algo similar a quien lleva 30 minutos intentando montar el cerrojo de la puerta de una lavadora y por enesima vez ve como el muelle salta para esconderse tras el sofa.
Es quizá esto lo que me mueve a volver al teclado.